viernes, 8 de diciembre de 2017

Enseñanzas

"De todo malo se aprende algo". Totalmente cierto.

De todos los lugares en los que he trabajado y de todas las personas que considero o consideré como amigos, he aprendido algo que me ha permitido crecer como persona.

Antes, pensaba que no se podía obtener algún conocimiento provechoso de situaciones negativas, pero esa idea cambió hace tres años, cuando trabajé en un colegio por la av. Universitaria.

En esa época, la fundadora de la institución ingresaba todos los días a mi salón para intentar moldear mi trabajo a lo que ella consideraba correcto. La odié. Renuncié a los 8 meses. Ahora, aplico muchas cosas que aprendí de ella en mis clases.

Luego, ingresé a un colegio, en el Callao, que formó mi parte espiritual y fortaleció mi fe al punto que no he vuelto a dudar de mis creencias. Casi todo allí fue positivo y claro que aprendí.
Hace dos años, trabajo en un colegio, en Breña, que me ha dado experiencias de todo tipo: buenas, malas, tiernas, frustrantes...

De este, me han sucedido dos cosas: la primera es que reforcé la idea de que de cualquier situación se puede aprender algo útil, pues en este tiempo he mejorado mucho como docente.
La otra es que retomé una idea que formé hace tres años atrás -creada en el primer colegio que mencioné- "no todas las empresas están dispuestas a enseñar a sus colaboradores la manera en la que deben trabajar".

Me explico. Si bien he obtenido conocimiento y experiencia valiosas en cada lugar en el que he trabajado hasta ahora, siento firmemente que no todas las instituciones tienen la intención de enseñar, sino que muchas de ellas pretenden que sus trabajadores lleguen ya moldeados a la forma de trabajar que estas esperan; mientras otras están abiertas a enseñar a sus colaboradores la manera más eficiente de trabajar para ellas.

En fin. Todo conocimiento es bueno y toda experiencia es valiosa. A ver qué viene el próximo año.

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