lunes, 26 de diciembre de 2011

Palabras

Es increíble como una frase te cambia el día, la expresión, hasta la perspectiva. Son esas frases fuertes que racionalmente, uno no necesita escuchar o leer, pero que el alma las pide a gritos; son esas frases las que perduran en la memoria y traspasan el mural del tiempo; son esas frases las que moldean el ser...

Las palabras tienen el poder casi mágico de modificar todo a su alrededor, hacerlo florecer o destruirlo por completo, y de penetrar hasta lo más profundo de las personas para hacerlas cambiar. Por eso hay profesionales que la estudian y la utilizan para sobrevivir, ganan dinero "hablando", se hacen poderosos "hablando", mueven masas "hablando. Sino, ¿porque los políticos intentan comprar a los periodistas?, ¿porque cuando alguien se pierde o necesita una donación acude a los canales de televisión?, ¿porque vemos y oímos comerciales de gente queriendo vendernos algo que fabrica? Por que la palabra tiene poder, penetra en la mente del que escucha y lo hace pensar, cuestionar, analizar. Pero ¿Qué importa más? ¿quien lo diga o lo que diga? ¿o el momento en que se diga?

Viven en mi mente una infinidad de consejos, reproches, halagos, críticas y libros que han ido moldeando mi forma de pensar, mi cosmovisión, mi forma de creer, mi meta de vida y hasta mi fórmula para enamorarme; todas ellas dichas por amigos, familiares, maestros... personas a las que admiro y respeto -a pesar que lo que sea que haya sucedido en el camino- y cada una de estas frases se ganó un lugar especial en mi memoria y un momento preciso para volver a la vida, aunque muchas de ellas, dolieron al aparecer. Pero con el paso del tiempo, las palabras que antes dolían, fueron adquiriendo un sentido más de aprendizaje que de resentimiento o cuidado. Por eso, para mí, vale la pena que sigan apareciendo de cuando en cuando en mi historia.

Y he aquí el punto trascendental de la comunicación, el sentido subjetivo que lleva consigo y que adquiere diferente nivel de fuerza dependiendo de la situación; es esta la parte que determina si se graba con fuego o como pegatina en nuestro baúl de recuerdos...

Una vez un publicista me dijo "eres un sombrero de mago" -obviamente yo no entendí a lo que se refería-, "porque estás llena de sorpresas"... luego de dos años la escuché de otra boca y al año siguiente, de otra más. Es una de mis frases favoritas porque cuando sale, me lleva a distintos lugares, a distintas personas, a distintas épocas, a distintos recuerdos, a distintos sentimientos... pero no siempre es así, al contrario, cada frase que me marcó me recuerda a una determinada persona, en un determinado espacio y tiempo, en una determinada situación. que renace y debla la barrera del tiempo para devolverme a un momento de aprendizaje, de crecimiento personal, para recordarme, cada día, que sigo creciendo, que debo seguir creciendo, y que de las dificultades y las personas siempre se aprende algo.

Podría hacer una lista de frases memorables si quisiera, pero sería como desnudar mi alma ante un papel y no es necesario porque no tengo miedo de olvidar.    

miércoles, 9 de noviembre de 2011

Así es...

Hace unos días conversaba con un buen amigo al que conozco hace bastantes años -cuyo nombre no mencionaré únicamente por no venir al caso-, y decidimos ponernos al día sobre nuestras vidas, como lo hacen todos. La conversación transcurrió sin problemas hasta que me preguntó: "Lo tuyo con el arte va en serio, ¿no?". 

En ese momento comprendí que no imagino mi vida de otro modo más que haciendo arte, actuando, escribiendo, dirigiendo; yendo a ver obras, exposiciones de pinturas, museos, festivales, ballets, óperas, conciertos... porque ese es el estilo de vida que quiero para mí, que necesito para mí.

Cuando tenía 12 conocí el teatro en un intento de escapar de los talleres extracurriculares deportivos -que en el colegio abundan-, intentando escapar de las manualidades y el origami porque, a pesar que me gustaban, sabía que no era lo mío, sobretodo si me interesaba llevarme bien con los profesores para que me consideren en sus cursos curriculares. Mi primer ejercicio fue vender unos plumones que derramaban tinta, recuerdo que estaba muy nerviosa pero pude hacerlo, conseguí el personaje principal de la obra que vino y me quedé ahí todo el año. A los 15, descubrí su importancia social al entrar al taller municipal de teatro que tenía mi distrito, conocí muchas personas buenas e interesantes -mis amigos del colegio también lo eran, pero con ellos no tenía muchos temas de conversación- este grupo duró 3 años, los mejores de mi adolescencia, aprendí toda la base de la actuación. A los 16 lo tomé por carrera, lo que llevó a dos largos y tediosos años de discusiones con mi familia, porque ellos querían -o quieren- que estudiara una carrera que me permita sostenerme por mí misma, yo no considero que el arte no pueda cumplir dicha función; a mi parecer Lima, si no el Perú, está progresando mucho en cuanto a cultura teatral se refiere, pero esa es otra historia. Y estudios superiores. Cuando llegué solo me importaba aprobar los cursos y hacer amigos -las cosas no han cambiado mucho desde entonces- pero, en el camino, la universidad me enseñó mucho más, porque me dio la oportunidad de conocer personas APASIONADAS que trabajan para pagarse su carrera y que estudian de noche para poder seguir trabajando, personas comprometidas a lograr el título que ansían y a trabajar para el Perú y para ellos mismos haciendo lo que aman. Me produjo envidia. Yo quisiera también estar así...

Entonces surgió la pregunta ¿por qué ellos sí pueden y yo no?, ¿acaso no estoy lo suficientemente enamorada de teatro como para tener el derecho de llevarlo por carrera?, ¿o me falta valentía para tirar la universidad al tacho y postular a la ENSAD? 

Conocí a un muchacho que se escapaba en las noches para hacer música con su banda en donde sea que los llamaran; conocí a otro que dejó de ver a su propia familia para hacer grandes pinturas en el piso; conocí a una chica a quién no le importó ser la mayor de su clase porque solo necesita escribir; conocí a un chico que aprovechaba la hora del receso para jalar un banco y tocarnos sus melodías en su guitarra; conocí a una chica que no le importó salir en pequeñeces sin rating pero que ahora está en una de las mejores series peruanas. Esas son personas con pasión en su sangre, con decisión y garra, que toman el "statu quo" y lo doblan a su favor; pero siguen estudiando una carrera soporte como yo. ¿Así deben hacerse las cosas?




miércoles, 2 de noviembre de 2011

No cambies

Según dicen los estudiosos y expertos en sociología, el ser humano es el animal que mejor se adapta a las circunstancias cambiantes; para mí esto es una mentira...

Es una mentira social, física, psicológica, familiar,personal; es una de las más grandes mentiras que he oído en todos los años que llevo actuando -porque los dramaturgos y los que actuamos somos los mejores mentirosos- y no me importa pelear con todos los sociólogos del mundo si es necesario para cambiar la ley a "los seres humanos son los animales que PEOR se adaptan a los cambios, que más sufren para adecuar su vida a los cambios naturales, pero que lo logran con mayor firmeza". Está sí sería una verdad universal, quizás la siguiente más cierta después de las afirmaciones sobre el amor y la necesidad social.

Las personas vivimos de las costumbres, de las tradiciones y de la rutina, de las cosas y echos que damos por sentado y que nos hacen sentir cómodos y seguros, de todo aquello que se vuelve nuestra base y sostén, pero ¿qué sucede cuando algo cambia? Afecta siempre de forma negativa, nos vuelve indecisos y temerosos, nos lleva a la nostalgia y al recuerdo, nos hace sentir que el piso tiembla, que toda nuestra base se mueve, que nuestra seguridad y comodidad se ven en peligro al punto que sentirnos volubles. 

Un psicólogo me explicó, hace bastante tiempo ya, que el ser humano para por etapas en su desarrollo como persona, estás tienes espacios de cada 7 años y que el año previo, la persona entra en alguna clase de crisis. Yo, acabo de cumplir 21 años, acabo de cambiar de etapa evolutiva y acabo de salir de una crisis para entrar en otra distinta llamada cambio. ¿Cuando dicho cambio afecta más? ¿cuando involucra a la familia? ¿cuando involucra a los amigos o a la pareja? no... afecta más cuando involucra a la persona en sí, en su mundo interno, en su estabilidad emocional.

A mí me pasó a los 17 cuando decidí que quería estudiar artes, mis padres no me lo permitieron y tuve que buscar otra carrera aunque no me gustara; a los 18 cuando una de mis mejores amigas se iba definitivamente a vivir a otro país, solo podíamos comunicarnos por correo y pensé que no volvería a verla y comencé a experimentar la soledad; a los 19 cuando conocí personas que luchaban para hacer lo que querían y descubrí que yo no tenía el valor de hacer lo mismo porque no creía en mi talento, porque tenía miedo de lo que podría suceder; a los 20 cuando mis mejores amigas se pelearon, cada una tomó un rumbo distinto, elegido u obligado, y cambiaron sus formas de pensar; ahora, cuando comienzo a entender que no puedo controlarlo todo y no puedo detener los cambios por más esfuerzo que ponga.

Pero sigo adelante, dándole con todo lo que tengo, a pesar de las crisis existenciales, de los miedos, de las inseguridades; a veces queriendo crear una máquina del tiempo para regresar, a veces esperando que alguien me alcance un video sobre los últimos 7 años de mi vida, a veces meditando qué sigo esperando que suceda para darme el empuje que falta, porque cada cosa por la que pasé, cada cambio y cada crisis me llevaron hasta aquí, como lo hicieron con cada persona que conozco.

Es que cada uno asimila como puede los cambios y lucha por establecerse y recobrar energías para seguir luchando antes que llegue otro, seguro más drástico que el anterior, que sirven para formar el carácter, la personalidad y la fuerza.



martes, 25 de octubre de 2011

Qué dirán...

Mucha gente, de todas las generaciones, basa su tranquilidad en la opinión que el resto tiene que ella, de su familia, sus amigos, sus actividades, su vida entera; lo considero una tontería pero incluso a mí me pasa.

Un profesor armó un debate sobre la libertad y los distintos significados que tiene según la cultura y las creencias de quienes se consideran libres. Porque nuestro himno nacional dice "somos libres seamoslo siempre", considerando que fue escrito luego de la independencia española, lo que nos dejó como un país libre históricamente hablando, porque si se menciona la política y la economía es otro el enfoque y ahí aún no hemos alcanzado la libertad -en mi opinión-.

Para aclarar mi punto, ¿qué es libertad?  En la DRAE figuran 12 significados pero el que me llamó la atención fue: "Facultad natural que tiene el hombre de obrar de una manera o de otra, y de no obrar, por lo que es responsable de sus actos"; lo que para mí quiere decir que cada persona, al momento de tomar una decisión, debe pensar en las consecuencias que esta traerá tanto para dicha persona como para su entorno, porque SÍ, ¡TODO AFECTA! y luego asume su responsabilidad ante tal decisión. Es por esto que yo no considero que muchas personas -y me incluyo- seamos libres.

Esto de las decisiones va desde lo más minúsculo, como la ropa de hoy o el almuerzo, hasta lo más grande, como la carrera a estudiar o si quiere estar frente a un altar; el problema está cuando estas decisiones son tomadas primero considerando a los demás. Un psicólogo me decía en una sesión hace ya varios meses, que cada persona es presa de su propia personalidad, para explicar, el caso de mi abuelita:

Ella, una dama limeña de esas antiguas, cree en "el renombre" de los apellidos (Velásquez, Alvarado...), de las carreras (medicina, abogacía...), de los lugares (La Punta exclusivamente), etc, etc, etc. Por lo que todos sus hijos, sobrinos y nietos debemos cuidarnos en lo que hacemos o dejamos de hacer porque si a sus amigas pitucas no les gusta... "ooohhh...!!!"

Otro caso es el mío, ya tengo marcado mi estilo de vestir, entonces si me pongo botas encima del pantalón, medio mundo se da cuenta y pregunta, si me laceé el cabello, si uso maquillaje, si me hice hoyos extra en la oreja, si salgo con tal o cual... cuando NO debería ser así, ¿por qué? cada uno tiene el derecho de hacer y deshacer como considere esté bien mientras no afecte de forma negativa su entorno. Claro eso lo sé racionalmente, pero en el fondo sigo haciendo para que "la imagen" que mis conocidos tiene de mí no cambie a menos que así yo "lo decida".

El debate terminó cuando sonó el timbre de cambio de hora, pero estoy segura que no solo yo, sino muchos de mis compañeros, salimos del salón pensado si realmente éramos personas libres de pensamiento, palabra y acto.

viernes, 14 de octubre de 2011

Xenofobia...

los 3 años vivía con mis papás en Barcelona, España -porque mi papá es de allá-, yo había estado un año en el inicial y ya sabía hablar catalán- el idioma oficial de Cataluña- todo estaba bien, hasta que entré al último año... ahí, a los 5 años, aprendí lo dura e insensible que puede ser la gente cuando su mente está cerrada en su propio egoísmo, sus miedos y sus frustraciones, y lo aprendí durante mis repetitivos castigos en un rincón del salón, durante castigos que no tenían razón de ser más que una de mis raíces... yo fui víctima de la xenofobia.

Cuando a mi madre le preguntaban de dónde venía, no sé qué respuesta esperaban, porque cuando ella decía "Perú" nadie le creía, pensaban que era de otra parte. Mi madre decidió no trabajar, supongo que dentro suyo sabía que pronto volveríamos, aquí estaba toda su familia, aquí estaba su historia, aquí estaba su gente. Debe ser ese el punto trascendental: la gente.


La xenofobia es según la RAE, "Odio, repugnancia u hostilidad hacia los extranjeros." Para mí, es una estupidez, que denigra a las personas en su calidad de seres humanos y que deja una mala reputación sobre el país y/o la persona que la practica. No es algo que vaya de la mano con el patriotismo, por el contrario, quien está orgulloso de lo que tiene, lo muestra... pero este es un asunto que va más allá de eso, todos somos de una misma raza, todos queremos lo mismo, todos sentimos igual, entonces ¿por qué debemos poner apodos, gritar groserías, hacer gestos desagradables y desplegar toda una gama de actos maleducados cuando alguien de otro país hace algo mejor o peor?

No se trata de un partido de fútbol, de una clasificación para el mundial de voley, un Record Guiness, un Premio Nobel, una batalla ganada en la historia... se trata de un planeta, de una especie intentando vivir bien, de muchos corazones que laten buscando lo mismo: FELICIDAD. El resto: el color de piel, la forma de hablar y los dejos, la gastronomía, la cultura y los deportes... son complementos de lo que tratamos que sea un vida plena. Es cuestión de ser más persona. 

No diré el nombre de la autora de este aprendizaje, tampoco tiene importancia, aunque sí lo recuerdo, también su cara... su voz ya no, se borró; sus acciones tampoco, mis padres se encargaron de sacarlas de mi memoria y se los agradezco tanto... sobretodo porque cuando cumplí 18 tuve la opción de decidir si quería continuar con la nacionalidad española y acepté... porque no puedo borrar años de historia, de mi historia, por una mujer xenofóbica que descargó sus miedos, odios y frustraciones en un niña medio española de 5 años.