domingo, 5 de octubre de 2014

Elecciones 2014

La Punta fue privilegiada, entre otros balnearos y distritos pequeños, en probar el voto electrónico. A continuación, mi crónica:

11:15 am. Mi celular suena con fuerza una, dos, tres veces. Abro los ojos, luego de quedarme hasta las 2:00 am corrigiendo exámenes, y me encuentro con un mensaje de texto, Guliana me pidió que la acompañe a votar. Fui a la ventana y le pedí que me espere. Me cambié a la volada, cogí mi DNI y salí. 20 grados afuera, qué calor.

Fuimos al colegio, ubicamos nuestras mesas y cada una fue a su salón. No había mucha gente en mi línea lo que agradecí a Dios puesto que no había desayunado y mi estómago me lo reclamaba. Un amable señor de la ONPE, se me acercó y me preguntó "¿sabe cómo votar?" "No". Luego de las indicaciones, de esconderme de las cámaras de tv, de saludar a un par de conocidos, de amarrarme el cabello y ver pasar a unos cuantos ancianos, seguía exactamente en el mismo lugar.

Bueno, es que los ancianitos no saben utilizar las computadoras, si son "touch" peor... bueno, es que es una prueba... bueno, es que casi nadie ha ido a las capacitaciones. Mi cerebro seguía buscando excusas para llevar media hora en cola y seguir esperando. Volteé a ver a mi amiga y ella estaba igual. La gente renegaba, se desesperaba, se quejaba, pero seguíamos en la cola.

Cuando por fin ingresé a la cabina, marqué mis 4 respuestas y salí. 5 minutos.

Fui hacia la otra cola para acompañar a mi amiga, la situación era exactamente la misma de la que había salido hacia instantes, excepto que ahora escuchábamos a la gente hablar de que las máquinas se estaban colgando. Terrible. Cuando por fin terminó, fuimos a buscar a otros amigos para caminar un rato y aprovechar el buen clima dominguero. 

La Punta estaba repleta, como nunca. ¿De cuándo acá vive tanta gente en el distrito? No era vecinos sino golondrinos, personas de otros distritos que habían ido para votar por su partido de preferencia, pagados por ello. En los otros dos locales, las colas llegaban hacia la calle, los carros no tenían donde estacionar, las aceras tenían basura. Esos no era nuestros vecinos, así no se ve nuestro distrito. Que feo.

3:55 pm, termino de almorzar con mi familia mientras vemos el noticiero. Personas que corren de último minuto a votar, locales que se cierran con votantes dentro, facebook lleno de quejas e indignaciones, posibles ganadores a boca de urna y la espera latente.


Ahora, sigo minuto a minuto el noticiero, con los resultados casi al 100%. Solo quedan reflexiones sobre el tipo de democracia que tenemos pero eso será para otro momento.

sábado, 4 de octubre de 2014

Mona Lisa

Acabo de ver "La Sonrisa De Mona Lisa", hermosa película... algunas veces me he preguntado si es normal sentirse identificada en las tramas o los personajes de las películas al punto de que una historia ambientada en 1950 haga reflexionar sobre las cuestiones personales. Y con esta genial película me sucedió. Claro, no tiene que ver con mi realidad, yo no enseño historia del arte en una universidad de mujeres, no es mi época ni mi situación, pero me sentí conectada con Julia Roberts y lo que su personaje vive. Para los que no la han visto: 

Katherine Watson ingresa a enseñar historia del arte a un universidad donde preparan a las mujeres en artes, idiomas, deporte hasta que se gradúan casadas o listas para contraer matrimonio. Katherine intenta durante el año académico mostrar a las estudiantes que pueden pensar y decidir por sí mismas en vez de adaptarse a lo que la universidad conformista y tradicionalista les impone, les da clases de arte moderno y progresista, rompe las normas de creación de pinturas, cuestiona a los críticos y mantiene su línea de trabajo hasta explotar. Al final de la historia, renuncia a la universidad y viaja a Europa. Sus alumnas, ya graduadas, a despiden con lágrimas en los ojos y la universidad la cataloga como cobarde y vagabunda sin destino alguno. Fin.

Como dije, nada con mi realidad. Sin embargo, me tocó. 

Cada día, intento y busco la forma de llegar hasta mis alumnos porque ahora que los conozco, sé lo que necesitan, lo que les hace falta y lo la situación familiar de cada uno de ellos, siento que los quiero más. Quiero ver que crezcan, que avancen, que eleven su autoestima y seguridad. Solo que no sé cómo hacerlo porque siento que cada cosa que intento y aplico comienza bien pero termina siendo desbaratada por ellos mismos -justo como en la película-, siento que avanzamos un paso y retrocedemos dos.

¿Por qué me sentí identificada? Por eso. Todo el tiempo estoy cuestionándome e intentando buscar dar a mis alumnos algo más para mostrarles el camino indicado. O el que yo creo que es el correcto para ellos porque funcionó para mí. Pero, en la película, Katherine aprende que su camino no es el ideal para todos y que su función como maestra es enseñar a pensar, a analizar, a creer por convicción propia y sobre fundamento, aunque eso llevara cambiar un poco su forma de enseñar, sin dejar su esencia de lado, sin dejar de creer en ella.  

Y es, precisamente, lo que yo quiero... y lo que yo haré. A partir de ahora, será a mi esencia... espero funcione y, como me gusta decir, wish me luck!