martes, 30 de octubre de 2018

Cambios

¿Alguna vez has pensado realmente en cómo el entorno y uno mismo cambian cuando vamos creciendo? Podría enumerar una a una las cosas y situaciones que sentía como "mías" hace 7 años atrás o hace 5 y que ahora ya no están.

Mis ex-personas favoritas. Jamás he sido una persona muy sociable; sin embargo, tenía un pequeño círculo que creía que era estable y perdurable al tiempo. De ese círculo, más de la mitad ya no están, porque nos peleamos o porque simplemente el camino diario de la vida, nos alejó. Y no hubo interés en mantener el lazo... o quizás, estábamos demasiado ocupadas viviendo como para hacer el esfuerzo.

Claro, eso hace valorar más a quienes se quedaron cerca, pero creo que es inevitable recordar, sentir nostalgia y querer retomar el contacto, aunque sea para hablar del pasado y sonreír, recordando una época menos ocupada... Entonces, ¿por qué no lo hago? ¿pereza? ¿cobardía? no lo sé... y, probablemente, tampoco haga más por descubrirlo que escribir.

Los pasatiempos. Esas actividades que tenía tan claras, como parte de mi personalidad y que ahora solo existen en los momentos en que me permito volver a la nostalgia... Creo que lo más estúpido es cuando el recuerdo me lleva a plantearme hacerlas de nuevo: volver a actuar, con lo mucho que lo amaba, dibujar mandalas y retomar mi cuenta en instagram, ir otro sábado al karaoke, inscribirme en un taller de natación, viajar con poco efectivo... Pero, ¿lo hago? no... lo recuerdo con cariño. 

Mis metas personales. El esfuerzo que ponía en volverme una persona más culta, como cuando intentaba usar palabras rebuscadas y recordar su significado o cuando trataba de innovar al escribir un poema, las clases de canto por youtube, los monólogos que memorizaba frente al espejo para ser más realista mis expresiones, mi proyecto de tener un semillero de teatro e inculcar la pasión por el arte en niños, para que vayan desarrollándola a medida que crecieran... ¿qué pasó con todo eso? Como los párrafos anteriores, al cajón de los recuerdos.

La música. Siempre sentí que el rock me representaba como persona: amen, líbido, mar de copas: mis bandas peruanas favoritas. Creo que, de todo lo que he escrito hasta ahora, esto es lo único a lo que puedo volver cada vez que me siento nostálgica, como ahora mientras escribo. 

Cosas que dejé, que cuento a mis alumnos para que sientan que los entiendo y que probablemente cuente a mi hijo para minimizar en lo posible la brecha generacional... pero que sentía que "eran yo", que eran parte de mí, como los hoyuelos a los lados de mis labios... ¿Por qué tenemos que dejar estas cosas que nos hacían tan felices, para volvernos personas adultas y medianamente maduras? Si lo descubro, volveré a actuar... y a pintar... y a escribir... y, quizás, mandé un inbox a algunas personas de mi pasado.

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