sábado, 29 de agosto de 2015

Sí, los quiero

Es increíble cómo suceden los hechos. Cuando comenzó el año escolar, con ese nuevo salón de niños tan pequeños, no imaginé que podría acostumbrarme, incluso aseguraba que era imposible que yo les tomará cariño. Eran muy pequeños.

Fueron transcurriendo los meses y comencé a conocerlos, sus historias de vida, sus problemas y su día a día luego del colegio, entonces sí me comprometí con ellos, con su aprendizaje y su crecimiento. Y como sucede cada vez que uno se compromete, les tomé cariño.

Ahora, las circunstancias cambiaron y estoy trabajando con niños de 3 años, si bien, no cometeré nuevamente el error de afirmar que no los querré, es inevitable pensar en mis pequeños y extrañarlos. Al mismo tiempo, es una sorpresa para mí el hecho de alegrarme con tan sólo pasar por la ventana de su salón y verlos trabajar.

Pero con eso me basta, verlos cuando llegan y luego volar para ayudarlos a salir, cruzarnos dentro del colegio y que corran a abrazarme, que me vean y reclamen mi presencia, pero al mismo tiempo, recuerdo que son niños y me da pena.


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