Es increíble como un niño refleja la situación de su hogar, de sus padres, de su vida familiar. El día viernes, uno de mis alumnos, un niño de 11 años, uno de mis niños problema, me faltó el respeto, tanto, tanto. tanto que, no solo me hizo llorar de la frustración, sino que me hizo decir -en voz alta- que no quiero volver a verlo (a él no, claro, a mis amigas cuando les contaba).
Uno de mis grandes pecados es ser rencorosa, en contraposición, soy extremadamente paciente, perdono con facilidad y creo en las personas. Esta aclaración para que se entienda por qué es tan grave que yo haya dicho que no quería ver más a este niño (cuyo nombre no mencionaré). En mis 24 años de vida, esta es la tercera vez que menciono esa frase.
Aquí la historia resumida:
El viernes pasado, los niños decoraron unas botas de Papá Noel (excepto 5 que no llevaron materiales), como todos se comportaron mal, se quedaron sin recreo bajo amenaza que si seguían así, también los dejaría sin clase de educación física. De modo que aceptaron su castigo y se quedaron tranquilos. Excepto este niño.
No fueron a clase dos niñas y él. Las niñas me ayudaron a recortar los comunicados de los exámenes, mientras yo engrapaba los exámenes en las agendas. Este niño comenzó a gritarme "me pondrás matrícula condicional?!!!", yo decidí no hacerle caso hasta que se calmara pero él cogió la regla del salón y comenzó a golpear el piso.
Al ver que no funcionaba, me arrancó el engrapador y golpeó mi escritorio, se lo quité y lo guardé. Entonces, cogió una de las agendas y se golpeó la cabeza, saqué las agendas de su alcance y comenzó a darse cachetadas. Bueno, así se cansaría del dolor, pensé. Efectivamente, se cansó y se golpeó la cabeza contra la pared, una y otra vez, hasta que le grité.
Las niñas comenzaron a quejarse de su comportamiento así que les dije que no le hicieran caso, solo buscaba llamar la atención. Esto respondió "Ya vez?! no te metas! mira como me ignora la miss! -volteé a mirarlo- crees que soy estúpido, que no me coy cuenta que me ignoras?!!!"
Acto siguiente, forcejeó conmigo para que no le anotara en la agenda lo que me había gritado, así que salí del salón y llamé a su mamá. Lo encontré sentado al lado de mi escritorio llorando. Comenzó a golpearse la cabeza contra el. "Quieres causarte un daño cerebral?"- le dije- "me importa un pepino! no quiero que seas mi tutora!" (auch!)
Me paré y le tomé la cabeza con las manos para que no hiciera daño... pero eso no fue todo.
Su abuelo me amenazó con ponerme una denuncia policial por "retener a su nieto", su madre se negó a firmar la matrícula condicional conductual porque "no encontraría un buen colegio donde ponerlo" y su padre quiere una cita con la directora... ¿algo más?
No soy madre, no imagino cómo debe ser, pero manejo 28 niños en mi salón y se nota la diferencia cuando el hogar es funcional, cuando no lo es pero los padres se apoyan, y cuando simplemente es un desastre... y ellos son el vivo reflejo. Al menos, un poco de conciencia y humildad para aceptar los errores y buscar enmendarlos porque ellos lo muestran todo, lo repiten todo y crecen resentidos, problemáticos o despreocupados -no sé cuál es peor-.
Vamos a tratar de aclarar algunos puntos:
ResponderEliminarHay pequeños que se frustran mucho cuando no logran expresar lo que están sintiendo en un momento determinado, como rabia o enojo y para ser tomados en cuenta llegan a estas conductas extremas.
En el fondo el morderse, tirarse el pelo o golpearse la cabeza son síntomas de ansiedad, de no poder manejar su angustia o enojo.¿Cómo manejar la situación?
Lo importante es que los adultos eviten que estas conductas auto destructoras se transformen en un hábito para los niños, ya que evidentemente les producen daño.
Si los adultos tratan de proporcionarle al niño un ambiente rodeado de respeto, estimulación, cariño y atención, estarán colaborando con su desarrollo normal, evitando de paso estos episodios de angustia y ansiedad. Si el pequeño ve que se le escucha y acoge, entonces sentirá que no es necesario llegar al extremo de auto-golpearse para captar la atención de quienes más quiere.
¿Cómo reaccionar cuando un niño se está auto golpeando? Lo primero es que el adulto no se angustie frente al pequeño, porque eso le transmitirá más angustia al niño”. Luego, se debe reaccionar cambiándole totalmente el “switch” incitándolo a efectuar una actividad totalmente distinta a la que lo tenía agobiado o frustrado y conteniéndolo de los golpes con actitudes cariñosas pero no dramáticas, como por ejemplo, darle masajes y relajarlo. La idea es traspasarle tranquilidad y hacerlo pensar en otra cosa.
No es recomendable desatender al pequeño y hacer caso omiso de su actitud agresiva, ya que podría ser peor. El pequeño por algo se está haciendo daño y si los adultos reaccionan con indiferencia podría aumentar su sensación de inseguridad y se sentirá aún más desprotegido frente a algo que está sintiendo y que no puede expresar, y si el niño no es acogido en estos momentos de crisis, incluso podría darse golpes cada vez más fuertes.
Aunque los golpes contra sí mismos podrían ser la antesala de futuras “pataletas”, la reacción de los adultos debe ser distinta. Con una rabieta, los mayores pueden reaccionar indiferentemente, pero no se puede actuar así cuando el niño tiene una conducta auto agresiva, que en el fondo significa ¡mamá ven!.
El entorno en que se desenvuelven los niños también puede influir en que manifiesten conductas auto destructoras, sin embargo, los padres deben estar atentos y darse cuenta que estas actitudes incluso podrían ser un llamado de atención para ellos mismos.
Si los pequeños están reaccionando así puede ser porque se estén defendiendo de algo o tal vez por su deseo de estabilizar a la familia, si se trata de un ambiente donde hay mucha agresividad o gritos.
Si la conducta de auto golpearse se repite, se hace frecuente, se vuelve compulsiva y el pequeño demuestra mucha angustia, hay algo más que una llamada de atención y en estos casos es mejor consultar a un psicólogo infantil.
Como ves hay que tener mucha "muñeca" para tratar a los alumnos y la cantidad no siempre es determinante (en quinto de primaria eramos 80 y el profesor era un verdadero maestro para lidiar con nosotros) sino la habilidad que te da la experiencia.
Yo he tratado con alumnos desde inicial hasta adultos y sé lo que te digo, pero lo bonito está en la satisfacción por el resultado. ¿Cómo hubieras reaccionado -como me sucedió- cuando se acerca una alumna y te dice: Profe tengo un problema, mi marido me engaña con otra? No te voy a dar más detalles, sólo te digo que aún guardo el peluche de la leoncita Nala que me regaló en agradecimiento por la solución a su problema.
Estás nuevecita en el mundo docente, te falta mucho camino por recorrer y como dice el adagio: "la práctica hace al maestro, sólo prepárate y tira para adelante.