martes, 19 de marzo de 2019

Embarazada... ¿yeeei?

Desde que me enteré de que estoy embarazada, surgió en mí la típica frase de toda mujer que debe enfrentarse a un embarazo no planificado: "la cagué... ¿y ahora?" 

Yo soy católica y mis creencias son bastante firmes, aunque respeto todo tipo de pensamientos y también pongo en duda ciertos temas de mi Iglesia -de la cual, seguramente, escribiré en otro post-, no pensé en abortar; así que no me quedó otra más que "apechugar" y "darle pa´lante"... y vaya que no es fácil.

Mes 1: Cuesta aceptar.

¿Embarazada yo? Pero todavía no quiero hijos. 
A este punto, aun no había comenzado mi segunda carrera -si sueles leer mi blog, sabes que estudié por presión y no por vocación-, no me encontraba estable en mi trabajo, la relación con mi pareja recién volvía a tomar forma y llevaba no más de una semana desde que mi psiquiatra me dio de alta... y ahora estaba embarazada.

Mes 2: Comienzan los síntomas.

Si bien. en el mes anterior, mis problemas fueron meramente emocionales y aun no habían sido resueltos, comenzaron los primeros síntomas para hacerme recordar que sea lo que fuera que piense, la cosa ya había tomado rumbo y no me quedaba más que ir aceptando poco a poco todo lo que fuera sucediendo.

Entonces comenzaron las náuseas matutinas, el súper desarrollo de mis sentidos y los cambios de humor sin razón aparente. Gracias a Dios que no vomité, que vergonzoso hubiese sido... sobre todo porque todavía no lo había comunicado a nadie, más que mis padres, mi enamorado y mi mejor amiga del trabajo -a mi jefa también, pero ese es tema de otro post-.

Mes 3: Ya vomité.

El cuerpo es sabio y se encargó, durante esos días, de recordarme cada mañana, mientras me dirigía a mi centro de labores, que estaba embarazada, que debía cuidarme más y comer temprano o terminaría vomitando, en plena calle, a vista de todo el mundo... como si nadie, nunca, hubiera visto a una persona vomitar.

Ya tengo mis primeras prendas de maternidad, me las compró mi mamá... qué tal pegada fue esa porque es un cambio más visible, más real. Un recordatorio más de lo que estaba sucediendo dentro mío mientras yo intentaba, dentro de lo posible, que todo siguiera siendo "normal".

Final del primer trimestre y yo aun no termino de tragarlo. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario