jueves, 21 de marzo de 2019

Embarazada... y todos hablan

A la gente le fascina hablar de aquello en lo que tiene experiencia, propia o cercana, o de lo que cree saber y si se trata de un tema cotidiano o "normal", mejor aun. Y en el tiempo en que decidí hacer público mi embarazo -el cual ya comenzaba a notarse- escuché una infinidad de veces la frase "disfruta tu embarazo".

¿Disfruta? ¿En serio? Cada vez que alguien me decía frases por el estilo, me daba ganas de responder: 
"¿Qué quieres que disfrute? ¿Que la ropa no me queda? ¿Que tengo náuseas todas las mañanas? ¿Que estoy subiendo de peso? ¿Que no tolero el olor de la grasa o del huevo? ¿Que no puedo beber alcohol? ¿Que me estoy gastando un dineral en pagar la clínica para el parto? ¿Que no tengo ganas de que mi novio me toque?" 
Pero, por conveniencia social, solo sonreía y daba las gracias a las felicitaciones fuera de lugar.

Mes 4: Preguntas y más preguntas.

Comencé a leer y ver vídeos informativos sobre las etapas del embarazo y el desarrollo de este mes a mes para hacerme más consciente de aquello que estaba ocurriendo en mi interior, todo esto en un decidido intento de terminar de tragar la noticia.

Mi novio me pidió matrimonio. Comenzamos a buscar nombres en ambos sexos. Debatíamos estilos de crianza. Escuchaba los consejos de mi mamá... Pero nada, absolutamente nada de todo por lo que estaba atravesando me quitaba de la cabeza la idea de que "debí cuidarme más". Y vaya que hice de todo para no sentirme mal, para mantener el buen ánimo y que nadie supiera siquiera una pizca sobre cómo me sentía realmente.

Mes 5: Llega la pegada.

Diciembre. Mi jefa, en ese entonces, me informa que no me renovará el contrato bajo ciertas premisas legales que la avalaban y no tenían conexión alguna con el tema del embarazo; pero , "por debajo de la mesa", sabía perfectamente que ése era el trasfondo del asunto... que tal pegada.

Sin dinero y con la seguridad de que no encontraría trabajo por el tiempo de gestación que llevaba, comenzaron a surgir más ideas negativas: no tendría cómo pagar la clínica, ni con qué organizar la boda, ni forma de mantenernos en una mudanza... Así que eliminamos la clínica, zurrándome en las advertencias de mi familia.

Mes 6: Siguen los cambios.

Los cambios físicos se enfatizan, los emocionales también: mis hormonas están revueltas, no tengo paciencia con nadie, lloro muy seguido, todo me pone de mal humor, necesito cariño y ser engreída pero no lo pido porque el orgullo es lo único que se mantiene intacto... mientras tanto, el año se va terminando y me voy volviendo consciente de que, en cosa de un mes o más, no tendré trabajo, no haré más aquello en lo que, por fin, había encontrado satisfacción... Pero no me iba a deprimir pues le hace daño al bebé.

Fin del segundo trimestre. 

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